Cuando los jóvenes eran de izquierda

Quizá sea el selfi la práctica que mejor define a los habitantes del siglo XXI. El selfi es el acto individualista por excelencia: quien se hace una autofoto se basta a sí mismo, no sólo en la ejecución, también en la contemplación indulgente de esa cara que ha visto a lo largo de su vida en el espejo.

Fotografiarse a sí mismo, y luego contemplarse y después compartir la foto, para su contemplación, con los demás, es una costumbre que fomenta el individualismo, que ya venía creciendo con la proliferación de las pantallas: la familia frente a la televisión se ha atomizado en personas, encerradas cada una en su cuarto, frente a su propia pantalla.

Nunca nos imaginamos que las viejas siglas PC, de Personal Computer, tuvieran tanto fondo.

No hay que perder de vista que el individualismo es un valor esencial de la derecha, ni que la derecha es la opción política de la gente conservadora, que en el siglo XX eran las personas mayores pero hoy, como lo demuestran diversas estadísticas, los conservadores son los jóvenes.

Según un estudio de la fundación francesa Fondapol (hay otros que indican lo mismo), los jóvenes europeos, entre 18 y 24 años, se sitúan mayoritariamente a la derecha, suscriben los valores conservadores a los que, en el siglo XX, se abonaba la gente mayor, porque los jóvenes de la segunda mitad del siglo pasado, que crecieron con Vietnam, el 68, con Cuba y los sandinistas antes de su descomposición, eran mayoritariamente de izquierda.

México no es Europa, pero los elementos que derechizan a la juventud son universales; al individualismo que fomentan las pantallas, en las que youtubers e instagramers se hacen ricos y famosos solos (y sin salir de su cuarto), hay que sumar la desconfianza que sienten por el sistema político y las instituciones en general; tienen la percepción, nada descabellada, de que el Estado es incapaz de garantizarles un futuro digno, y ante este panorama, ¿quién se atreve a sugerirles que los jóvenes son de izquierda?

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